Uno, do, tes y cuato. ¿Contamos?

Jamás pensé que contar del uno al diez se convertiría en una experiencia de lo más apasionante, pensaba que era algo que quedaba muy lejos pero un día, mientras lavaba los platos escucho una dulce vocecita que vocaliza como puede…uno, dos, tes, cuato, chinco, sei. Ohhh! sigo dejando caer el agua del grifo pero perpleja le miro de reojo y pienso en no distraerle. Lo repite y entonces siento que estamos entrando en una nueva etapa. No se lo hemos enseñado a conciencia, sencillamente ya está aprendiendo, lo ha ido escuchando de algún modo y ahora el solo lo quiere expresar.

Esta emoción que sentimos las mamis cuando nuestro pequeño hace algo nuevo, se llama admiración.

¿Lo hacen solos?, ¿cómo les ayudamos a integrar los números?, ¿cómo lo aprenden?

Sin ánimo de aconsejar pedagógicamente, como madre, observo que los pequeños aprendices de la vida nos van a sorprender por si solos con su forma diaria de admirar el mundo. Les encanta aprender, y les encanta mostrárnoslo.

Seguramente evitar el exceso de expectativas ayudará a que sus aprendizajes sean naturales. Al principio los peques lo repiten todo, y eso no significa que lo entiendan todo. Si escuchamos a nuestros pequeños contar números y les forzamos a que los digan correlativamente o a que los reconozcan, ahí terminará el juego, se bloqueará su capacidad y entusiasmo innato por aprender. Que diga números no significa que entienda que es lo que está haciendo.

Por otro lado, eso no significa que no podamos estimularlos, ¿cómo aprenden los niños?, es algo que vemos a diario en nuestros hijos, por imitación, observando y mediante el juego, hacen sus pequeños y grandes descubrimientos, así que hay muchas cosas que podemos hacer en el día a día por introducir los números en su pequeño gran mundo:

-Los pisos del ascensor son un momento fantástico para jugar con los números, a la mayoría de los niños les encanta apretar botones. Creatividad el poder: “Apretaremos el seis!, ¿si?, ¿el seis es donde vivimos?” el niño/a puede no comprender todavía que son los pisos o la utilidad de que nosotros tengamos un número de piso, pero seguimos… “Noooo, vivimos en el cuarto, apretaremos el cuatro”, ala, ya le has hablado del 6 y del 4,”a ver como picas el cuatro…”.

-Si tenéis escaleras, subirlas, desde bien pequeñitos, contando o cantando alguna canción de números (aunque os parezca que la que inventasteis es un tanto ridícula, será la mejor, es un juego que probablemente ellos vayan a continuar haciendo por si solos.

-Las matrículas de los coches son jeroglíficos apasionantes, a menudo los niños pueden reconocer algún número, … uy! cuántos números, mira el 8, el día de tu cumpleaños, anda y aquí el dos, ¿cuantos años tienes?.

Durante esta etapa nosotros también estaremos descubriendo el mundo de números que nos rodea en nuestro día a día, debe hacer una eternidad que ni me lo planteo, seguramente desde que era niña. Y ahora como madre, vuelvo a aprender junto con mis hijos, a observar desde esa mirada curiosa que nos reconecta con la creatividad tan conveniente para adaptarnos a las infinitas y diversas situaciones que vivimos cada día con nuestros pequeños.

¿Y vuestra mirada curiosa, qué estrategias y juegos ha descubierto para ayudar a los peques a relacionarse con los números?

 

 

 

Comparaciones odiosas en momentos poco adecuados

¡Pero qué pareja de cine!, admítelo, lo has pensado, y por dentro ha seguido un ‘nosotros estamos fenomenal pero, ¡Qué pareja de cine!’, se abrazan, el la mira con deseo y amor, ella se hace la coqueta, ambos se ven conquistándose, eso quieres y anhelas, y es que aunque lo has tenido, no resulta fácil mantenerlo.

Llegas a casa, la pareja de cine sigue en tu mente, tu pareja te saluda con desánimo, `no ha tenido un buen día’ piensas, el bebé llora, podrás calmarlo, claro que sí, ese es tu objetivo en este preciso instante, el bebé te tira del pelo, cachís te vomitó un poco sobre el hombro, se duerme, le miras y piensas que lo tienes todo. Sales con tu pelo revuelto y tu camiseta decorada en el hombro, tu pareja te mira, no te mira con pasión, no ha tenido un buen día, y tu le sueltas, ‘¿estás bien?’, ¡claro que no! lo dicen su mirada y su expresión, estoy bien, dice, ¿cenamos?, vaya, que energía, piensas.

Esto si que es una pareja de cine, él solo tuvo una mala noche, el bebé durmió poco, un resfriado que no quiere largarse se instaló en casa desde hace dos semanas y el cansancio comienza a dar lugar a esas miradas poco enigmáticas y poco seductoras,  quieres apoyarle pero también te sientes agotada, también quieres que te pregunten qué tal estás, este debería ser un momento mágico, lo dice todo el mundo, estas pensando en la pareja de cine, también lo habéis sido, pero de eso no te acuerdas, ahora solo te ves desaliñada y cansada, con un amante agotado que te mira con poca energía y piensas:’hoy no acabará bien el día’.

El bebé llora, lo coges, lo arrullas, lo mimas, te quedas hipnotizada observando su carita, tu pareja observa desde la puerta, el cansancio no anula esta vez una mirada cómplice, y de nuevo sientes que lo tienes todo.